Desde los primeros minutos comenzó lo que a la postre se convertiría en una tarde de pesadilla para Chivas y sus millones de seguidores en México y el mundo, quienes vieron cómo apenas en la primera pelota que llegó al área del Rebaño en un centro de tiro libre, Aquivaldo Mosquera le ganó a sus marcadores y desvió el balón con la cabeza para decretar el 1-0.

Chivas cayó en un agujero anímico y futbolístico del que nunca se pudo levantar, lo que le costó un primer tiempo de mucho sufrimiento, mínima tenencia de la pelota y casi nulas llegadas al arco americanista, contrario a lo que ocurrió en el propio, donde en más de una ocasión tuvo que intervenir el portero Luis Michel para que el panorama no se pusiera peor.

Tan malo fue el accionar del Rebaño durante los primeros minutos, que Raúl Arias debió sacar de la cancha a Edgar Solís apenas a los 23 minutos de juego, en los que ya había sido amonestado y estaba al borde de la expulsión.

El planteamiento táctico del Guadalajara dejó mucho que desear, sobre todo en los primeros 45, en los que además parecía no haber actitud y ganas de imponerse al rival de siempre, algo que por más limitaciones que existan, siempre debe aparecer en un Clásico.

Los delanteros Javier Hernández y Omar Bravo luchaban prácticamente solos contra el parado sólido del cuadro bajo americanista, que nunca les permitió recibir cómodos.

En la segunda etapa, con Omar Arellano ya en la cancha, el conjunto tapatío dio señales de vida y poco a poco comenzó a equilibrar el desarrollo del partido, sin embargo nunca se pudo adueñar por completo de las acciones.

El América se tiró unos metros hacia atrás buscando el contragolpe para definir el encuentro y por eso Chivas pudo acercarse en un par de ocasiones a la portería de Guillermo Ochoa, quien le sacó la más clara a Omar Bravo, quien no pudo definir como él hubiera querido.

A pesar de la tímida mejoría que mostró el chiverío, había la sensación de que era más probable el segundo de los capitalinos que el empate del Rebaño. El máximo responsable de que no fuera una tarde verdaderamente trágica, fue Michel, quien merece una mención por separado de sus compañeros, pues fue el mejor jugador de los 14 rojiblancos que pisaron el césped del Azteca.


Chivas de Corazon

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