• Se cumplirán 30 años sin victoria puma en territorio jalisciense sobre Chivas
Simplemente ambos conjuntos quedaron a deber. No es la primera vez que un encuentro que promete y que es llamado como “el juego de la semana” se queda solo en la expectativa, dejando a los aficionados que colman las tribunas con el grito de gol ahogado en la garganta tras el empate a cero.

Chivas y Pumas no se hicieron daño por tercera vez consecutiva en la corta vida del Estadio Omnilife, y en gran medida ocurrió esto gracias a que las figuras que consolidaron a estos dos cuadros en “los cuernos de la luna”, simplemente no figuraron esta noche.

No figuró la estrella de Marco Fabián, esa misma que fulguró en todo lo alto cuando su media tijera ante el Barcelona lo puso en la mirada del mundo, y que con su gol ante Jaguares dio los tres puntos. Tampoco apareció Omar Arellano, quien ya convirtió dos goles en el torneo.

Por el lado de Pumas las cosas no fueron tan distintas: Martín Bravo pasó una mala noche, tuvo tres disparos al arco y dos de ellos los mandó muy lejos del alcance de Luis Michel, no encaró con su acostumbrada picardía, simplemente fue intrascendente.

Lo mismo pasó con Eduardo Herrera, la figura de Pumas en la Jornada 3 y que con su gol dio a Pumas la posibilidad de consolidarse en lo más alto de la tabla general, el de esta noche se convirtió en un juego donde la figura fue el guardameta de Pumas, Alejandro Palacios.

Villano en aquella noche de liguilla, cuando en el encuentro de ida ante Chivas tuvo una mala jugada de parte del pasto sintético, y el rebote le impidió quedarse con la pelota para recibir el gol que dio vida a Chivas. Hoy, el “Pikolín” fue la figura del “Rebaño Sagrado”, y gracias a él fue que no regresaron a la capital con las manos vacías.

Por otro lado, la racha se alargará. Chivas llegará, sin duda, a 30 años sin ser derrotado por Pumas jugando en suelo jalisciense, siendo ésta una marca histórica en el futbol mexicano, luego de que los felinos no tuviera los argumentos suficientes para vencerlos en el Estadio Omnilife y empataran a cero goles.

Cifra dura para enmarcar un juego que no logró llevar al climax del gol a los casi 40 mil aficionados presentes en la nueva casa del Guadalajara.

En los dos lapsos del encuentro, Chivas tuvo más oportunidades, desde las de definición poco ortodoxa, como un remate defectuoso de Omar Arellano al 29’, como otra jugada de fantasía de Marco Fabián al 43’, tras una doble pared con Arellano, y en muy poco tiempo controló y ejecutó con alto grado de dificultad, obligando a Palacios a estirarse.

Pumas generó muy poco ofensivamente, sin sustentos ofensivos para generar riesgo, y mucho menos para argumentar ser el merecedor de los tres puntos.

Quedaron a deber las figuras, será para mejor ocasión, pero mientras tanto, el tiempo sigue corriendo y en febrero se cumplirán 30 años sin victoria puma sobre Chivas en Guadalajara, lapidante y contundente cifra para tan pocas emociones en el Omnilife.




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