Después de las pobres entradas en la Copa Santander Libertadores, la afición del Rebaño se aprovechó que hay vacaciones y que no habrá partido a media semana y se volcó al inmueble de la colonia Independencia.
Media hora antes de que empezara el duelo era imposible caminar en los alrededores del Estadio, miles de personas se agolpaban por las últimas localidades. Había filas por todos lados, unas eran para adquirir entradas y otras para ingresar al inmueble.
En los accesos del coloso de la Calzada Independencia había ancianos, personas maduras, niños y hasta Elfos, lo monos que escandalizan a la nación, a los que se les atribuyen poderes sobrenaturales. El joven que traía a su muñeco lo llevó al estadio vestido con los colores del Guadalajara, por suerte nadie lo agredió; pues en esta ciudad hay iniciativas de parte de grupos extremistas de golpear a Emos y personas con Elfos, así que en el Jalisco este chico la libró, como se dice en el barrio.
Ya dentro del estadio se veían muy pocos lugares disponibles, el duelo estaba por arrancar y el Jalisco lucía un entrada excelente, un lleno para ver al líder del certamen, que durante el partido no defraudó a los suyos.
El ambiente era inmejorable en las graderías. De poco importaba que al minuto 39 estuvieran amonestando al "Chaco" Giménez, porque en las gradas la afición hizo la ola un sinfín de ocasiones, ocupándose en mayor medida de lo que ocurría en la zona alta del Jalisco, que en el césped.
El Jalisco se estremecía con la virtual victoria de la localía, hasta que los Tuzos dijeron lo contrario y con la anotación de los visitantes, la alegría se volvió preocupación porque a nadie le gusta tener a los atacantes de Pachuca merodeando su área, pero la alegría se restituyó casi de inmediato, pues llegó el gol de Ávila y trajo de nuevo la fiesta al Jalisco,
