Podrán perder hombres en la batalla, jugarse la vida con inferioridad numérica y apostar contra sus principios de ataque, ante un equipo complicado en el historial, pero estas Chivas no se vencen ni bajan los brazos. Con nueve hombres casi toda la segunda etapa, lograron la proeza y sacaron un resultado de oro, al vencer (1-2) a Monarcas en el Morelos.

Atrás quedarán esos siete años sin victoria en el feudo purépecha, donde las frustraciones parecían volver a repetirse. Con dos expulsiones de Jonny Magallón, al 56’, y de Patricio Araujo, al minuto 71, el Rebaño parecía clavarse dos estocadas en el corazón, pero ni así cayeron ante unos Monarcas ridiculizados por la situación.

El cuadro tapatío dejó destellos de grandeza para sacar el partido, jugar con la fuerza mental y la garra necesarias para no caer ante la adversidad. Lo hizo sin sus atacantes, sin esos hombres que festejan y causan daños en las defensas rivales. Ahora fue con sus soldados que quizá no son los mejores amigos de las redes, pero que están ahí para responder.

Al comienzo parecía un juego común, en el que ambas escuadras buscaban sus oportunidades en busca de la meta. Ninguno se destapó ni destacó sus cualidades. Las Chivas eran las que más lo intentaban con la velocidad de Arellano y Medina, pero sin la certeza de Fabián. Habría que replantearse algunas ideas, mientras Monarcas igualmente buscaba alguna pincelada para cambiar el encuentro.

Fue en el segundo lapso cuando por fin se inició la batalla deseada en el campo. Primero, el Rebaño encontró la meta tras un desborde de Ponce que centró con fuerza y causó una garrafal falla en la defensa de Morelia, en la que Corona reaccionó tarde e incrustó el balón en su arco.

Luego, vendría la réplica rival y Lugo hizo lo propio en su único arribo. Se despojó de Ponce y centró ante la llegada de Manso, quien de primera venció a Michel. Cuando se decidieron los equipos encontraron sus éxitos deseados. Se vislumbraba el clímax de la contienda.

El ímpetu y la fuerza del conjunto rojiblanco rebasó los límites y se reflejaron en las expulsiones de Magallón y Araujo. Ambas, cuestionadas, pero acatadas al final. Monarcas pensó que ya ganaba el encuentro. No recordó que la superioridad era únicamente numérica y en su pecado se llevó la derrota.

Gallardo, el héroe de la épica, fue el encargado de poner el tanto de la victoria gozada y disfrutada. “Oe, oe, oe, Chivas, Chivas”, retumbó en el Morelos. Era el grito de la victoria con nueve soldados decididos a no caer y defender la victoria, que el Morelia no encontró, como si lo fueron los abucheos de su gente, aturdida por la derrota y reconocedora del pundonor rojiblanco.





Chivas de Corazon

Video Vip

Facebook