Ramoncito, el hincha que juega. Llegó al Club en 1999, mismo año en el que Martínez Farza le arrebataba a la hinchada rojiblanca su gran ídolo, Ramón Ramírez. Pero este otro Ramón no llegó intentando suplir a aquel jugador ni para cubrir el vacío que había dejado... llegó para escribir su propia historia en el Guadalajara.
Y lo ha logrado con creces, a tal punto de que se convirtió al poco tiempo de haber llegado en otro gran ídolo de nuestra rica historia. No sólo por su gran capacidad como volante ofensivo por izquierda, misma que le ha valido ser inamovible en nuestra alineación titular y seleccionado nacional durante varios años consecutivos, no sólo por su gran carisma entre la hinchada... sino por su genuino amor por el Rebaño.
Ha declarado siempre, desde que jugaba en Monterrey, que él y su familia han sido aficionados del Guadalajara de toda la vida... por lo que cada vez que juega un partido, sabemos que representa con orgullo y pasión al Rebaño; cada vez que viste la rojiblanca, sabemos que la defenderá como lo haríamos nosotros. Cómo olvidarnos de aquel partido en el que se lesionó de una manera espantosa el codo derecho, y por ya no haber cambios, regresó a la cancha con el brazo vendado y pegado al cuerpo... soportando con estoicismo cualquier dolor por la rojiblanca, por Chivas.
Así pues, Ramoncito representa al hincha rojiblanco que ve cómo se cumple su sueño: ser jugador del glorioso Rebaño Sagrado.
