Sería inútil tratar de describir lo que Ramón Ramírez y su mágico número 7 significaban para la hinchada rojiblanca. Considerado el último gran crack mexicano en la época del mundial USA 94, llegaría al Guadalajara precisamente una vez finalizada dicha competición, procedente del Santos Laguna, en un intercambio por Benjamín Galindo. El "romance" de Ramón con el Club y la hinchada surgiría casi instantáneamente.
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Fue el líder indiscutible del Rebaño entre 1994 y 1998... el máximo símbolo, la figura excluyente, un idolazo en toda la extensión de la palabra, tanto en el terreno de juego (sobre todo), como fuera del mismo. "Era el comandante de ataque, el hábil pasador, el temible gambetero, el medio creativo, y si se requería, el preciso rematador. Ramón era la estrella más refulgente, la invaluable joya que hacía trabajar el fino engranaje del ataque rojiblanco". Para las nuevas generaciones de hinchas rojiblancos, Ramón fue su primer gran ídolo. Después de tan sólo 3 temporadas en el Club, lograría coronarse con el Rebaño en el Verano '97, temporada avasalladora de la que obviamente fue uno de los principales artífices.Jugador que era ídolo, ídolo que estaba destinado a ser leyenda, lamentablemente su legado como rojiblanco sería manchado para siempre, cuando los mismos que lo trajeron al Club (Martínez Farza y compañía), cometerían uno de los errores más infames que podamos recordar, ya que para la temporada Verano '99, Ramón pasaría a defender los colores del rival más odiado por la mayoría de la hinchada rojiblanca: el América... sí, nuestro gran ídolo pasaba al América, en contra de su voluntad y la de todo el pueblo chiva.
Ello fue definitivamente el golpe más bajo que ha recibido la hinchada en la historia reciente. A pesar del fugaz paso de Ramón en el América, desde entonces mucho se ha cuestionado y discutido su condición de ídolo rojiblanco. Es indudable que la relación de Ramón Ramírez con el Guadalajara cambió para siempre gracias a la lamentable decisión de una mediocre Directiva, pues como ídolo nunca volvió a significar ni a ser lo mismo que antes... una fea y gigantesca mancha eclipsará para siempre su historial y su legado en el Rebaño. Pero así mismo, la hinchada estaría cometiendo un terrible error si recordara con rencor a este jugador-emblema que nunca quiso irse de Chivas, que la decisión de salir o no jamás estuvo en sus manos.